Base teórica:
“El
quinto poder: el TACTO”
Se
le otorga mucha importancia a la vista, evidentemente, a la hora de
evocar recuerdos, imágenes o incluso sentimientos pero ¿Qué hay de
los demás sentidos? ¿Acaso un perfume no te puede recordar a
alguien? ¿No puede una melodía transportarte a un momento concreto?
¿Acaso no está plagado de emotividad un sentido abrazo?
Cuando
el contacto físico entre dos personas tiene lugar tiene lugar algo
trascendental: una
estabilidad emocional entre ambas personas, un cambio de energía,
una transmisión de sentimiento. Y
por ello es necesario darle la importancia que se merece.
Comenzaré
esta justificación de mi proyecto artístico estableciendo las bases
teóricas que he adquirido para elaborar y dar sentido a mi obra, y a
continuación los recursos prácticos y estilísticos que he
considerado pertinentes para hacer visible las cavilaciones teóricas
de las que voy a hablar. Cierto es que no sigo el orden propuesto en
el esquema propuesto del dossier (debido principalmente porque
comencé a elaborarlo anteriormente a mirar las pautas allí
establecidas), aun así están todos los apartados propuestos.
Como
introducción, diré que el tema en torno al cual girará mi obra
será el Tacto. El Tacto como sentido fisiológico a través del cual
conocemos la realidad. Partiendo de la figuración, quiero
representar “momentos universales”, situaciones fácilmente
reconocibles donde este sentido cobra gran importancia. Por ello la
importancia de las manos (unas de las partes con mayor número de
terminaciones nerviosas), pero también de los pies o el vientre…
Para
crear mi obra y guiarla por una vía procesual concreta haré uso de
la categoría estética de lo Sublime. En un principio veo esta
relación bastante viable en relación a las teorías de Kant y la
defensa de la subjetividad en cuanto a las interpretaciones y juicios
de gusto. Conozco la Teoría
Estética
de Kant
y, agrandes rasgos, así es como la entiendo: en ella explica como se
llega a un juicio estético acertado, aunque siempre desde una
percepción subjetiva. La relación armoniosa de nuestras facultades
mentales superiores es lo que da paso a la experiencia de juicio
estético. Cuando la imaginación, el raciocinio y la percepción (lo
que por aquel entonces se conocían como facultades mentales
superiores) son capaces
de bailar agarrados sin pisarse los pies;
es decir, cuando tenga lugar una relación armoniosa, no
necesariamente equitativa, entre ellas se dará lugar un cambio de
percepción y enjuiciamiento de nuestra experiencia artística.
Podremos disfrutar de una experiencia estética plena que variará
según la intención del artista.
La
filosofía de Kant
se mueve en torno al movimiento romántico del siglo XVIII, y mi obra
también contempla rasgos románticos. Mientras que el romanticismo
clásico (sobretodo las primeras obras que se reconocen románticas)
se mueve por campos mas naturalistas y paisajísticos, mi intención
es mas humanística. Pero teniendo siempre presente la idea de querer
exaltar algo trascendental de la naturaleza (humana en este caso).
Retomando
la filosofía kantiana, me gustaría citar su obra Lo
bello y lo sublime
para justificarme. Es evidente que la intención del filósofo alemán
en esta obra es diferenciar etimológicamente estos dos conceptos
mediante poéticas metáforas. Pero también he logrado vislumbrar
otras muchas relaciones entre ambos. Ya que hasta el mismo afirma que
algo bello puede llegar a ser sublime o viceversa. Por ello me quiero
hacer partícipe de esta idea y dotar de belleza mi obra, y las ideas
que esta en si mismo desprende. Autores como Hegel,
Schelling o
Goethe
hablan sobre ello, hablan sobre que lo
bello es la apariencia de la idea, o
hablan de la
obra de arte como representación de la idea de lo bello, o
de lo
bello como una manifestación de las leyes de la naturaleza. Todos
ellos argumentos románticos de los que me quiero hacer partícipe a
la hora de crear mi obra.
Documentándome
para la elaboración de este texto y mas concretamente obras
relacionadas con la categoría estética de lo bello me encontré con
la siguiente obra de Eugenio
Trias:
Tratado
sobre la pasión.
Me llamó la atención y en un principio no estaba seguro de la
relación que podía establecer con mi obra, pero a medida que iba
avanzando iba extrayendo ideas útiles, definiciones de pasión
desafiantes a las concepciones clásicas de este “sentimiento”.
Trias
lo define este concepto como un estado, una forma de estar, de vivir,
de contemplar el mundo. La pasión no como pasividad sino todo lo
contrario. La pasión entendida casi como las pulsiones de S.
Freud,
el detonante de toda acción antes de pasar por el filtro de la
razón. Estar enamorado, dice él, es dejarse llevar por estas
pulsiones.
También
el amor-pasión
es una forma de ver el mundo, de asimilarlo y hacerte participe de
él. Te abre puertas simbólicas o, mejor dicho, te crea el interés
de querer descubrir simbologías que, en el caso de que nos habla
Trias,
nos recuerden a nuestro/a amado/a. Este me parece un punto de partida
valido por el que comenzar a plantear la dimensión simbólica de mi
obra.
Junto
a este tipo de razonamientos nos encontramos con el de George
Santayana que
dice que para la existencia formal del bien es necesaria la
conciencia sensorial. No basta la observación, es necesaria la
apreciación para hacernos conscientes de lo bello. También es
interesante mencionar a modo de paralelismo que lo que consideramos
bueno desde un punto de vista moral, lo es bello desde un punto de
vista estético.
Llegados
a este punto me gustaría clarificar porque considero que este
proyecto artístico se mueve mas cerca de la categoría estética de
lo Sublime mas que en la de lo Bello, aunque esta división tan
sistemática no tenga un valor absoluto. Si consideramos que lo Bello
tan solo transmite un placer estético debido a que los elementos
sensibles que percibimos se combinan de tal manera que producen un
placer estético; lo Sublime, dicho de este modo: alcanza una
categoría moral en la que nos hacemos conscientes de algo que, a
pesar de estar presente con nosotros, nos puede lleva a una
autoafirmación del alma creadora. Algo místico que, en este caso,
¡Nace de la propia esencia humana! Y nos hace mas partícipes de la
esencia divina que llevamos dentro.
Anteriormente
he citado la psicología de Sigmund
Freud
en relación a las pulsiones humanas y lo que mueve nuestra forma de
ser desde lo mas profundo de nuestro ser. Aun así, la corriente
psicológica que se puede relacionar mas directamente con la idea
central de mi proyecto es la Psicología
Cognitiva.
La
psicología
cognitiva entiende
que toda mente humana comparte una serie de mecanismos para adaptarse
y relacionarse al mundo que le rodea. Algunos de estos mecanismos son
el principio de clasificación o categorización, los esquemas o el
uso de estructuras narrativas. Pero la idea de la que me quiero hacer
partícipe en primera medida es la siguiente: que
todo el mundo comparte el mismo lenguaje y todos nos identificamos
entre nosotros a través de él, el símbolo,
entendido
como unidad básica del pensamiento humano.
Según
la teoría conductista de la que parte la psicología cognitiva
tradicional, solo los estímulos que sentimos a través de la
experiencia, del contacto con el mundo que nos rodea, nos pueden
aportar conocimiento. Y el aprendizaje viene determinado por las
respuestas que nosotros damos a esos estímulos. Con la teoría
cognitiva del desarrollo, se le otorga, además, tanta importancia al
mismo proceso de aprendizaje
que lo que se aprende en sí.
Según
Vygotsky,
entorno a sus teorías sobre la cognición sociocultural, las
personas, para comprender su entorno han de pasar por un proceso de
adaptación, o lo que es lo mismo, aprender del mundo que les
envuelve. Esta comprensión y adaptación se incrementa gracias al
desarrollo cualitativo de nuestras estructuras cognitivas. Y todo
ello es debido a su vez de la interacción del individuo no tanto con
el entorno “inerte”, como con la relación con las demás
personas. Estas relaciones son tan importantes en el desarrollo
intelectual como la misma actividad mental superior (propia
únicamente de la especie humana). Por otro lado, los
humanos son cultura internalizada;
es decir, que la cultura, tradiciones, historia,… se adaptan en las
funciones cognitivas mentales del individuo conformando su forma de
ser, de actuar, de ver el mundo, en definitiva, de vivir. Esta última
aclaración la quería constar también ya que me servirá de apoyo a
la hora de justificar algunos recursos estilísticos que he
utilizado.
Si
comparamos el cerebro a un ordenador, podemos afirmar que los
procesos mentales son una continua asimilación de símbolos que
recibimos de nuestro entorno que tenemos que interpretar. Estos
símbolos, solo cobran sentido en un entorno, cultura, concreta donde
muchas personas comparten los mismos (o muy parecidos) conocimientos
que les permiten interpretarlos de una manera parecida. Todo
conocimiento adquirido cobra sentido si este se puede aplicar en un
contexto social. A pesar de todo, sigue presente la autonomía del
individuo a la hora de crear significados; es el encargado de
combinar la primera propuesta (la del proceso de símbolos) y la
segunda (la perspectiva sociocultural) con el fin de crear y adquirir
conocimientos. Esto es, en esencia, lo que propone el modelo
de cognición integrado.
Y
esto es, en cierto modo, lo que propongo en mi obra. Quiero recordar
al espectador la importancia que tiene el estar en contacto con el
mundo que te rodea y que el tacto es un vehículo sensible tan
importante como cualquier otro para llevarnos a ese lugar de contacto
donde, desde una perspectiva espiritual, nos hacemos mas humanos.
Centrándonos,
ahora si, en el estilo de la obra comenzaré justificando mi
orientación hacia lo figurativo de esta. He de admitir que me
plantee la idea de tratar el tema de una manera totalmente abstracta
(para dar opción al espectador de interpretar el tema que estaba
tratando de una manera totalmente libre) pero no lo veía viable.
Consideré que debía partir de un punto común interpretativo entre
yo y la persona que estaba viendo la imagen, necesitaba que estuviera
presente el cuerpo humano para comenzar a construir esta metáfora
desde un punto sólido y entendible, después de todo, no estaba
tratando nada mas alejado de la esencia humana.
Una
vez establecido una primera forma simbólica: el cuerpo humano, las
manos, y lo que yo quería hacer valer como símbolo: la importancia
del tacto; me faltaba establecer el camino que uniera estos dos
puntos que, en cierto modo, también iba a ser de carácter
simbólico. No me costó demasiado decidirme por crear una especie de
auras que unieran a las dos o mas entidades representadas con la
intención de unificarlas simbólicamente. Además, este tipo de
auras o haces de color que se representan en la obra tienen una serie
de connotaciones que muchos de mi generación pueden identificar con
algunos poderes que poseen algunos héroes que forman parte de series
o películas que se han o se siguen retransmitiendo por la tele y el
cine. Después de too ¿no son estos nuestros poderes? En cierto modo
si, por ello hay que valorarlos y mejorarlos que, sin duda alguna, se
puede.
A
través de esta mezcla es posible llegar a intuir que hay algo más
detrás de una simple representación de escenas con un toque
colorido. Igual que estos colores pueden (o no) provocarte un placer
estético, sería posible transmitir ese placer a los conceptos que
se están tratando en el mismo cuadro y partir de ahí para hacer
visible aquello sagrado, aquella verdad oculta que se encuentra en lo
mas profundo del espectador. Que tenga lugar el acontecimiento
simbólico
y quién sabe si llegar a aprender algo acerca de ello.
En
cuanto a la materialidad de la obra de arte decidí trabajar sobre
papel por dos motivos: el primero debido a una necesidad técnica ya
que requería de un material apto para trabajar con acuarela; y en
segundo lugar por pura estética: la rugosidad del papel dotaba de
mas connotaciones simbólicas a la obra. El uso de acuarelas también
es precipitado, no casual, ya que en una exposición pude apreciar
los resultados de este material pictórico y me parecieron idóneos
para el objetivo que estaba buscando.
El
formato también tiene cierta importancia dado que me interesaba
cierta pequeñez en las obras, al menos en las imágenes centrales,
ya que quería recuperar el formato fotográfico. Después de todo,
una de las intenciones de este proyecto es la de evocar sentimientos
ligados a vivencias pasadas, entre otros, y el hecho de representar
estas escenas en formatos “acogedores” favorecía enormemente
esta intención.
Por
último, el hecho de restarle importancia a las escenas no dotándoles
de un color propio en primer lugar es con la intención de no
ensombrecer la intención inicial de estas: el sentimiento que estas
escenas provocan. Y en segundo lugar me gustaba la idea de rescatar
la idea de comic ya que muchas veces se utiliza este recurso
ilustrativo para narrar historias cotidianas y poco alejadas de la
sociedad y, en cierto modo, lo que estoy proponiendo con esta obra no
se aleja de las personas.
Y
en cuanto al Color de las llamadas auras, he de decir que las
intenciones propias con las que iba predispuesto a pintar las
imágenes guardaban (y de hecho guardan) cierta relación con el
simbolismo de los colores de Wassily
Kandinsky.
Por ello he de admitir que lo he tomado como referente a la hora de
escoger los colores de las piezas. Resulta increíble como fue capaz
de establecer unos criterios universales para este fenómeno
físico-químico. ¿Estaría influido culturalmente? Seguramente sí,
igual que todos.
No
quiero terminar este texto sin recalcar la importancia de la
filmografía que he visualizado. Quizás no tanto a nivel simbólico,
pero si a nivel formal. He de reconocer que estos conceptos como los
que hemos tratado en clase sobre la hermenéutica simbólica no los
había tratado con anterioridad por eso me ha resultado especialmente
dificultoso apreciar en estas piezas cinematográficas toda su carga
simbólica. A pesar de ello, me han resultado útiles a nivel formal,
sobretodo la de Pickpocket
de
Robert
Bresson,
en cuanto a los encuadres de cámara.
Tampoco
sin recalcar mi posicionamiento ante las teorías estéticas y las
aclaraciones orientativas del dossier. Ciertamente me han servido de
gran ayuda a la hora tanto de crear la obra como de encauzar esta
misma en una metodología procesual. Si tuviera que hacer una tabla
esquemática que defina mi proyecto dentro de la estética del límite
según las tablas propuestas sería algo así:
LO SUBLIME
(con pinceladas de Belleza)
|
|
Romanticismo: la infinitud, lo grandioso e ilimitado | -Hablar sobre donde lo real y lo fantástico se encuentran. -Una belleza trascendente: en la que algo sensible pone de manifiesto algo previamente oculto o desconocido. -Hacerse consciente y valorar experiencias placenteras. |
Uso de la Abstracción | -Como medio a través del cual mantener una experiencia “trascendental”. All-over (por doquier). |
Autores y citas definitorias: | F. W. J. Schelling: La belleza como «presentación finita de lo infinito». Un espacio sin límite. Infinito desbordado. A. W. Schlegel: «una aspiración al infinito». J. W. Goethe: «Lo Bello es una manifestación de las leyes secretas de la naturaleza que, de no ver el día, permanecerían eternamente ocultas». H. G. Gadamer: «La experiencia de lo simbólico [en el arte] … complementará en un todo nuestro propio fragmento vital». La máscara/espejo de Dionísos: thymos, el yo irracional; ék-tasis (extasis, extravío, lucura); maya (magia) y hybris (desmesura). F. Nietsche: el alegre mensaje: afirmar el devenir, «el eterno retorno». |
Como
diría Gadamer,
mi intención es completar los fragmentos vitales del espectador
entendidos, sobretodo, como recuerdos. Complementar esos recuerdos
mayormente visuales, de una parte también importante de estos: el
tacto, el contacto. ¿Qué sentías al acariciar las manos de tu
chico/a? ¿Con que intención te cogía tu madre de la mano de
pequeño, o con que intención la coges tu de un pequeño querido?
¿Por qué en los deportistas de equipo hacen una “piña” antes
de empezar el partido? ¿Qué sientes al estar en contacto directo
con la naturaleza, como cuando el agua del mar te moja los pies?
Y
no solo eso, no solo pretendo evocar recuerdos y emociones en el
espectador (hecho ya sumamente difícil), sino que me gustaría hacer
verle que no solo lo que oímos, decimos o vemos nos relaciona con
los demás, con lo externo a nosotros. Que el contacto físico (o el
no contacto) también nos posiciona ante todo y muy probablemente en
tan alta medida como con los demás sentidos.
Igual
que la psicología cognitiva (tal que algunos otros campos de
conocimiento) propone una educación estudiantil, y un aprendizaje en
general, donde haya mas presencia de las artes. Ya que estas son
capaces proporcionar una manera de pensar alternativa al raciocinio
estricto de las ciencias, gracias al uso de la imaginación
(considerada ya como una facultad intelectual y no sensitiva) entre
otras muchas mas aportaciones. Yo quiero “enseñar” a hacer uso
de ese “poder” algo desconocido por todos. Después de todo: nos
conformamos como personas a través del contacto, y que mejor manera
que hacerlo con tacto.
Bibliografía:
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R. (1959) Pickpocket.
(film
cinematográfico). Francia.
EFLAN,
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y cognición. Barcelona:
Octaedro – EUB.
GODARD,
J-L. (1965) Alphaville.
(film
cinematográfico). Francia.
GONZALO,
A. (-) Hermenéutica
simbólica y estética del límite. Barcelona:
Dep. pintura, Facultat BBAA, UB
HITCHCOCK,
A. (1958) Vertigo
(film
cinematográfico). Estados Unidos: Paramount Pictures.
KANT,
I. (1919) Lo
bello y lo sublime. Barcelona:
Espasa-Calpe.
SANTAYANA,
G. (1989) El
sentido de la belleza. (Lugar
y editorial no disponible)
TARKOVSKY,
A (1979) Stalker.
(film
cinematográfico). Unión Soviética: Mosfin.
TRIAS,
E. (1979) Tratado
de la pasión. Madrid:
Taurus.
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